EDITORIAL DE LA SEMANA (4)

Opinión Editorial:

Una tremenda batahola política y mediática a desatado la nueva resolución del Ministerio de Salud, referente a la entrega a jóvenes de hasta 14 años, y sin el consentimientos de sus padre el medicamento anticonceptivo de emergencia Postinol 2, más conocido como la pastilla del día después.

En Chile, la LEY N° 20.084, que establece un sistema de responsabilidad de los adolescentes por infracciones a la ley Penal y que entró en vigencia el Día 7 de Junio de 2006. En la práctica rebaja de 16 a 14 la edad en que una persona puede enfrentar la Justicia y pagar una pena por un delito. Esto es, que ahora, por Ley de la república, impulsada por los partidos de la Alianza (U.D.I. y R.N.), un adolescente de 14 años posee el discernimiento necesario como para ser responsable ante la ley de sus actos y ser condenado e ir a la cárcel por ello. Cabe preguntarse entonces: Por qué le tendría que pedir permiso a sus padres para solicitar el Postinol-2.

La normativa se hace cargo de un tremendo problema de salud pública, las estadísticas no mienten, los embarazos adolescentes son una tremenda realidad y nuestro país presenta las tasas más altas de Latinoamérica en esta materia. Una buena educación sexual en los hogares y colegios harían innecesaria medidas como estas, pero ello no existe. Cualquier intento de los gobiernos anteriores por introducir reformas en esta materia a sido torpedeada por los partidos de derecha y por la Iglesia, para el caso recordemos las Jornadas de Conversación Afectiva y Sexual, JOCAS. Que fue un rotundo fracaso gracias al aporte de estos sectores conservadores.

Por otra parte los argumentos en contra de esta resolución del MINSAL, que dicen defender la familia, se estrellan en la realidad que señalan las estadística. Las mujeres madres solteras casi no forman familia, además por lo general, las mujeres madres solteras sólo tienen un hijo. El grueso de los embarazos adolescentes ocurre en el quintil más pobre. Seguir las líneas políticas de la Alianza y la Iglesia en esta materia sería transformar el país en una bomba social que peligrosamente podría explotar a futuro. Madres adolescentes, sin padres, sin familia, con precaria educación, con deficiencias nutricionales y sin calificación, en fin, una sociedad más disfuncional de lo que podríamos soportar.